lunes, 4 de octubre de 2010

Día perfecto en Tossa de mar.

En lo alto de una colina, una muralla medieval del siglo XII nos invita a  cerrar los ojos y dejarnos  llevar por el silencio del viento. Porque solo así podremos oír, en el eco del viento, desde los  feroces intentos de aquellos piratas sangrientos por alcanzar las costa hasta el delicado taconeo que dio en sus largos paseos hacia el atardecer Ava Gardner, la actriz que nos enamoro y se enamoro de un pequeño pueblo, y que reposara eternamente  en una estatua a tamaño real de bronce, para observar lo que el pintor francés Marc Chagall bautizo como el “Paraíso Azul”.
Ese “Paraíso azul” es Tossa de Mar.  Un lugar en la Costa Brava donde el mar y el bosque conviven en una armonía tan perfecta, que consigue transmitirnos esa paz que respiraban los primeros pescadores, embarcando en sus pequeñas barcas, saliendo con la mar en su favor y arropados por una hermosa luz plateada, regalada por una Luna que lentamente moría con los primeros destellos del alba.
Un pueblo que a pesar de la inevitable invasión de turistas, no ha querido olvidar  ni desarraigarse de su honroso pasado de gente de mar. Un espíritu que se respira al pasear por sus cuidadas calles y como no, por su rica gastronomía. Hallaremos una gran cantidad de sitios donde poder disfrutar de lo que el mar nos regala a diario, preparados para sorprender a los turistas por sus infinitas elaboraciones, pero también, por sus infinitos precios.
Por eso yo os recomiendo que visitéis el BAHITON-GRILL, en la calle Peixatera, 1.
Sorprendentemente cerca de la playa, se encuentra un restaurante muy pequeño, pero donde el ambiente familiar que encontrareis y la excelente calidad de sus productos, acompañados de unos precios bastante asequibles en comparación con otros, conseguirá que por un día os sintáis como un viejo lobo de mar volviendo a la paz de su hogar o aquella Ava Gardner de los años dorados de Hollywood perdida en un magico pueblo de mar.
Personalmente os recomiendo las anchoas de “Tossa”, nada envidiables con las de la “Escala”, que acompañadas del típico pan de pueblo con tomate, conseguirá que disfrutéis de algo tan sencillo pero apetitoso, placentero, gustoso... que os será difícil definirlo.
Otra recomendación es la Sepia. Hacía años que no comía una sepia no solo tan tierna, sino sabrosa, algo difícil de encontrar, y por extraño que suene, con un buen precio en zonas de costa.
Una parada obligatoria cuando se visita la Costa Brava tiene que ser Tossa de Mar, y este restaurante ara que os llevéis un grato recuerdo de un día perfecto en una de las costas más hermosas que existen.
Porque la vida pasa y nosotros con ella, por eso, alimentad el alma, pero sobre todo alimentad y bien vuestro cuerpo.
NAPS
Para quien nos enseño lo que significa la amistad. Thank you Moi.

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