lunes, 20 de junio de 2011

Va de cocteles.

Haciendo limpieza del escritorio y de sus cajones, (esa cosa que no hacemos muy a menudo por miedo a lo desconocido), he encontrado mi carpeta  de  apuntes de cuando estudiaba. Entre recetas y garabatos de clases interminables, he encontrado el recorte de un periódico amarillento por los días ya vividos, que me ha recordado que tal día como hoy, hace ya 14 años, gane dos premios en mi primer concurso de cocteleria. Fue un gran día.

A sido tal la alegría de encontrarme con estos recuerdos, que quiero compartir con todos vosotros esos cocteles que me descubrieron el mundo del barman.

El primer premio, fue el 2º lugar en cocteles clásicos. Y aunque para algunos, un segundo puesto parece poco, el que un estudiante de 1º quedara segundo delante de alumnos de 4º y 5º, fue todo un logro, y lo mas importante, me ayudo a aprobar.

El primer coctel fue todo un clásico, el DRY MARTINI.

·         3/4 GINEBRA

·         1/4 VERMOUTH BLANCO SECO

·         CORTEZA DE LIMÓN

·         COPA DE COCTEL

·         En vaso mezclador, con un poco de hielo, vertimos 3/4 partes de ginebra, 1/4 partes de vermut, se mueves suavemente, y colando para que no pase el hielo, se vierte en la copa de coctel.

·         Para decorar, se exprime la corteza de limón y se pone una aceituna.

El segundo coctel que tuve que realizar, es uno de esos clásicos olvidado, o eclipsado por otros más glamurosos. Os presento el ROB ROY.

·         ¾ VERMOUTH ROJO

·         ¼ WHISKY ESCOCES

·         8 GOTAS ANGOSTURA,(concentrado aromatizado con esencias de hierbas y de sabor amargo).

·         CEREZA O GUINDA ROJA

·         En vaso mezclador, previamente enfriado con hielos, vertimos el vermut rojo, el whisky escocés y las gotas de angostura. Se mueve ligeramente, y se vierte a la copa de coctel, sin añadir los hielos.

·         Para decorar, le colocaremos la cereza o guinda roja.

En ambos cocteles, como habéis observado, no hemos usado la coctelera, sino el vaso mezclador. Hay cocteles que para que los sabores y los aromas se mezclen y armonicen bien, no hay que agitarlos, simplemente mezclarlos suavemente, por mucho que James Bond dijera: "Shaken, not stirred", (Agitado, no revuelto).

Con estos dos cocteles, conseguí el 2º puesto.

Luego había el premio especial al mejor coctel innovado, y con orgullo os diré que mi coctel se llevo el premio. Su nombre era SELENE (luna en griego), pues es un coctel pensado para la noche, por su color dorado y su frescor. Se elabora con… creo que no os lo diré. No, no os desvelare sus ingredientes. Todos tenemos un pequeño secreto que nunca hemos contado, que siempre nos acompaña, y creo que, si me lo permitís, este será mi pequeño secreto. Pero si algún día lo queréis probar, solo tenéis que pedírmelo.

En fin ese es mi consejo, la vida pasa y nosotros con ella, por eso, alimentad el alma, pero sobre todo alimentad y bien vuestro cuerpo.

NAPS

lunes, 6 de junio de 2011

Los primeros restaurantes anticrisis.

Si algo se nos da bien a los cocineros, es sin lugar a dudas, aprovechar lo que cada estación nos regala en forma de frutas, verduras, pescado… para dejarnos llevar por nuestra imaginación, y deleitar los paladares más exigentes.
Pero nuestra inventiva no solo a quedado ahí, también los cambios sociales, ambientales o económicos, nos han llevado a reinventarnos. Desde el comienzo de la crisis, he ido observando en distintos restaurantes, la transformación de los enunciados en sus carteles, del “MENU DEL DIA” a “MENU ANTICRISIS”, donde el mayor cambio, aunque en algunos es ínfimo, ha sido el precio del menú, llegando a ser de 5 a 8 €. Pero, aunque parezca algo nuevo, tengo que decir que no lo es.
Hace tiempo, remontándonos cuando la crisis tan solo era algo de otros países o simples rumores, ya había unos restaurantes, donde por estos precios tan económicos, nos ofrecían un servicio y una comida impecable. Claro que no los encontrabas en las mejores guías o en cada barrio de nuestras ciudades, pero los teníamos delante de nosotros, solo que quizás, por falta de publicidad o de atención por nuestra parte, pasaron y pasan desapercibidos.
Son los restaurantes de las escuelas de hostelería. Ciudades como Barcelona, Zaragoza, Lleida, Alcalá de Henares, Madrid,…no solo tienen una escuela de hostelería, sino que también tienen su pequeño restaurante abiertos al público, en el turno de comidas, donde los alumnos pueden demostrar, no solo lo que han aprendido, sino que una nueva oleada de chefs y maîtres están esperando su oportunidad para impresionar a un público cada vez más exigente.
Si en vuestra ciudad, o en alguna que frecuentáis, sabéis o buscáis una escuela de hostelería, os recomiendo que os acerquéis a su restaurante, y les deis una oportunidad a esos futuros profesionales de los fogones. Lugares que, por un precio del cual ahora se considera menú anti crisis, hace ya años que se esfuerzan por deleitar a miles de comensales. Podréis deleitar buenos platos, y tendréis la satisfacción de contribuir a la formación de estos jóvenes, a la vez que podréis deleitar vuestros paladares.
Y al hablar de escuelas de hostelería y de sus restaurantes,  ha hecho que mi mente viajara al pasado, cuando empecé en este mundo, cuando por primera vez entre en esa cocina silenciosa,  que con el tiempo, se convirtió en mi hogar. Y es que, aun puedo recordar su olor, el murmullo de unos jóvenes nerviosos en su primer día, y como el Señor Antonio, quien se convertiría en nuestro maestro, y aunque nos diéramos cuenta tarde, nuestro amigo, tenia preparado unos años inolvidables.
Y si hay otra cosa que no se olvida, es el primer plato que preparas. “Huevos pochés a la Florentina”. Cuando lo leí, se me quedo la cara que puede se os quede a vosotros, pero ya veréis que es una receta fácil a la vez que divertida. Pues, es otra manera de comer huevos, rompiendo la monopolización de las tortillas o revueltos, con una textura y sabor muy especial.
Por eso, dejadme que comparta con vosotros esa primera receta.
HUEVOS POCHES A LA FLORENTINA (4 personas)
Huevos frescos – 8 unidades.
Espinacas – 200gr.
Salsa Bechamel – ¼ lit.
·         Mantequilla 50gr., harina 60gr., leche 500ml., sal, pimienta blanca, nuez moscada.
Aceite o mantequilla- 50gr.
Queso rallado- 50 gr.
Sal y pimienta.
1º- Calentamos en una olla, agua con sal y un buen chorro de vinagre.
2º-Cuando el agua está bien caliente, sin que llegue a hervir, abrimos el huevo y lo introducimos dentro del agua. Esa es la parte divertida, pues veréis como la clara, si es bien fresco el huevo, envuelve poco a poco la yema, volviendo a formar el huevo, esta vez sin cascara.
3º-Cuando la clara esta cuajada, no tardara más de uno o dos minutos,  lo sacamos de la olla y lo pondremos en un recipiente con agua fría y uno cubitos de hielo para cortar la cocción. Pasados unos segundos, lo sacamos del agua y se dejan escurrir sobre papel absorbente.
4º- Hervimos las espinacas, y las escurrimos hasta que no quede nada de agua. Las salteamos con aceite o mantequilla, dependiendo de nuestro colesterol, salpimentamos y colocamos sobre una fuente de horno o en platillos de huevos.
5º- Colocamos con cuidado los huevos sobre las espinacas, cubrimos con la salsa bechamel, el queso rallado y se gratinan.
Lo podemos acompañar con un puré de patata muy suave y cremoso.
Cuando leí por primera vez esta receta, cuando hice por primera vez esta receta, no podía imaginar donde me llevaría en mi vida, y ahora, al mirar hacia atrás, comprendo que esta receta marco el inicio de un camino, que después de más de 12 años, aun me siento a medio camino, con mucho que aprender, con mas que descubrir, pero con las misma ilusiones que el primer día.
La vida pasa y nosotros con ella, por eso, alimentad el alma, pero sobre todo alimentad y bien vuestro cuerpo.
NAPS
http://www.canalcocina.es/microsites/blogueros2011/