lunes, 22 de agosto de 2011

Italia en Casa

Soñábamos en hacer grandes cosas, soñábamos en lo que seriamos de mayores, hacíamos planes de futuros y como queríamos viajar por todo el mundo. Pero con el paso de los años, muchas ilusiones, muchos sueños se han quedado allí, en esas calles, esas plazas, en el pasado de nuestra juventud, junto a muchos amigos.

Y aunque no hemos conseguido todo lo anhelado, nunca es tarde para alcanzar los sueños. Solo es cuestión de voluntad, pero sobre todo de imaginación.

Viajar por el mundo, aun sin ir a los países, se puede hacer a través de la gastronomía. Los sabores trascienden mas allá de lo físico, y nos pueden llevar lejos, donde nuestro corazón dese. Y yo, hoy, os invito a que olvidéis lo que os rodea, ese atasco de primera hora, las paredes de vuestra oficina, o el silencio de la soledad que te envuelve en casa y volemos juntos, con el corazón, a Italia.

Este verano estuve visitando a un amigo en la costa blanca, y aunque para los turistas sea un paraíso, los atascos interminables en estrechas carreteras, rascacielos  infinitos hacia los cielos y esas playas, donde colocar la toalla es una aventura de alto riesgo, no es lo esperado durante los 11 meses del año previos. Pero entre toda esta locura, descubrí un pequeño pueblo que lucha en medio de todo esto, por mantener el espíritu de lo que un día fue la costa mediterránea. Pueblos de pescadores, donde el mar y sus pescadores convivían en plena armonía.

Hablo de  Altea, un rincón de paz entre la locura. La verdad que sorprende encontrar este pueblo, que conserva el espíritu mediterráneo. El casco antiguo, con sus callejones empedrados, rodeados de casas blancas y pequeños comercios, nos lleva a los pequeños pueblos pesqueros de Italia, donde aun hoy dia, puedes ver como los pescadores faenan como se hacia antes.

Y en una de sus calles que nos lleva a un mirador, donde poder disfrutar del espectáculo del mar, se encuentra un Restaurante Italiano, la Dolce Vita, C/Salamanca 7. Y aunque para muchos solo sea otro restaurante italiano, os puedo bien asegurar que no lo es.

En ambas calles del restaurante tienen mesas, pero la calle paralela a la calle Salamanca es única. Sentados en una calle que hace bajada, el mar será vuestro compañero en el horizonte, y la brisa marina os llevara a un pequeño pueblo siciliano, para sentiros en la bella Italia.

No hay que quitarle merito a su comida. Una carta bastante completa, donde el poder elegir la pasta que os guste, con la salsa que vosotros encontréis más interesante, ara que el escoger plato sea un juego. Sabores originales y platos actuales, para sorprender a los acostumbrados a restaurantes italianos de centros comerciales.

Pero si hay algo que hace meritos, que nos ayuda que la comida sea algo único es su camarero. Un simpático búlgaro, trotamundos  de espíritu e italiano de corazón, que hará que la comida sea amena. Dejaros guiar por sus recomendaciones, y no perdáis oportunidad de escuchar alguna de sus anécdotas. Sin lugar a dudas, un trato difícil de encontrar, y grato de experimentar.

Y en un momento de silencio, en la transición de la comida al postre,  recordé cuando un amigo italiano, compartió conmigo la receta que usaba el para preparar la pasta fresca con salsa de tomate, algo sencillo, pero que hecho con amor y artesanalmente, le cambia el sabor a un plato que no sorprende, hasta que lo hacéis vosotros mismos.

Y yo quiero compartir ahora con vosotros.
PASTA FRESCA

Ingredientes:
400gr. Harina tipo “00”
Sal
4 Huevos
(Las proporciones son de un huevo cada 100gr. de harina. Añadir un poco de aceite es opcional, pero no necesario)

Hacemos un volcán con la harina y la sal, añadimos los huevos de uno en uno, y amasamos hasta lograr una masa homogénea.
Dejamos reposar unos minutos, y procedemos a estirar la masa en una mesa enharinada y darle el corte deseado.
En una olla hirviendo, la cocemos durante 8min. Y acto seguido la colamos y añadimos en un recipiente con agua fría para cortar la cocción.
A partir de aquí podemos dejar volar la imaginación y por ejemplo, añadir tinta de calamar para pasta negra y acompañarla de salsa de langostinos.

SALSA DE TOMATE

Ingredientes:
1Kg. Tomates maduros
3 dientes de ajo
400gr. Cebolla
200gr. Zanahoria
1dl. Aceite
1 Hueso de jamón
1dl. Vino blanco
1dl. Caldo
1cucharada de Harina
½ cuchara de pimentón dulce
Hierbas aromáticas frescas (laurel, tomillo, albhaca, orégano, apio,…)
10gr. Azúcar
Sal

Se calienta el aceite y se ponen los ingredientes en este orden: El hueso de jamón, los ajos troceados, las cebollas y las zanahorias cortadas muy finas, y lo dejamos rehogar hasta que estén las verduras blandas, sin que cojan color. A continuación, ponemos el pimentón y el vino, se deja reducir y se echan los tomates pelados y troceados, las hierbas aromáticas en un bouquet garní (las hierbas juntas y atadas como un ramillete), el caldo de verduras. Se deja hervir durante treinta minutos y se liga con la harina disuelta en un poco de agua templada. Se tritura y se cuela.

Muchos consideran que viajar a través del gusto, del olfato no es viajar, pero, ¿no es lo que hacíamos de jóvenes?

Recordad que la vida pasa y nosotros con ella, por eso, alimentad el alma, pero sobre todo alimentad y bien vuestro cuerpo.

NAPS

Dedicada a nuestro amigo Jonathan Moro.

jueves, 4 de agosto de 2011

Las propiedades del aceite de Girasol



El aceite de girasol está constituido fundamentalmente por ácidos grasos poliinsaturados (61%, frente al sólo 10% del aceite de oliva) entre los que destacan el linoleico y el linolénico, ambos esenciales para nuestro organismo.

También contiene grasa monoinsaturada (ácido oleico), si bien en cantidad tres veces menor que la del aceite de oliva.
Su importante cantidad de vitamina E, de acción antioxidante, es otro de los puntos fuertes nutricionales del aceite de girasol. El consumo habitual de aceite de girasol, sobre todo si se alterna con el de oliva, ayuda en la reducción del colesterol total y reduce el riesgo de enfermedades cerebro y cardiovasculares por su capacidad de producir vasodilatación (aumenta el diámetro de los vasos sanguíneos) y hacer la sangre más fluida y con menor riesgo de trombos o coágulos.

En la cocina, se recomienda utilizar el aceite de girasol en crudo porque conserva mejor sus propiedades. Si se emplea para cocinar, conviene usarlo en preparaciones que no requieran de gran calentamiento: no es el más adecuado ni saludable para la fritura, porque su composición grasa hace que resista peor que el aceite de oliva las altas temperaturas, y se descomponga antes.