martes, 23 de noviembre de 2010

Una experiencia exotica en pleno Madrid.

¿Qué harías si te ofrecieran dejarlo todo e irte a vivir a Buenos Aires?
¿Qué harías si tus amigos decidieran empezar una nueva vida lejos de ti?
Hay preguntas, hay decisiones que pueden cambiar tu vida por completo. Puede que estemos preparados, o puede que no.  Ante estos dilemas, solemos reaccionar de distintas maneras, o buscando el refugio de nuestro silencio o la compañía de los quien siquiera cruzar una palabra, encontramos la paz buscada en momentos confusos.
Pues para quien ante una decisión transcendental busca la compañía de sus amigos, os recomiendo un lugar donde la experiencia exótica del lugar unida a la compañía de los vuestros, alejaran las inquietudes del momento o incluso os ayuden a encontrar una respuesta al dilema que se os haya planteado.
Este lugar es el restaurante árabe Al-Aman, en la calle Leganitos 27, Madrid.
El local está ambientado en la cultura árabe y cuenta con un salón privado que es como entrar en un autentico local árabe, el mejor ambientado que haya visto por el momento.
De la comida os recomiendo el Hummus (Crema de garbanzos), Ensalada Al-aman,  el Pastele de Pollo y el Cuscús con cebolla caramelizada y pasas. Solo advertiros que degustareis unos platos con un toque dulce y condimentados con muchas especies como comino y canela, toques de sabor que nuestros paladares no están acostumbrados pero consiguen darle este toque mágico y exótico que nos ofrece la comida árabe.
Para el postre, el surtido de dulces y el Te es algo obligado. Es lo mas autentico que he probado por Madrid, pues era un sabor tan autentico que sentí la necesidad de cerrar los ojos y pude sentir de nuevo el bullicio de la gente comprando, pude oler de nuevo la mezcla de los aromas de especies e inciensos y pude escuchar el sonido encantador de aquellas flautas que obligan a las serpientes a bailar lentamente en la plaza Jemaa el Fna de Marrakech.
Quizá, después de la cena no hallemos la respuesta de nuestros dilemas, pero la experiencia exótica vivida en este lugar vale la pena, y más si la podéis compartir. Quizás no sepamos que responder al ¿Qué voy a hacer?, pero saldréis con una idea clara en vuestra mente y corazón, querréis disfrutar de la vida y atesorar todo momento y lugar vivido, para que el día de mañana digan que moristeis viviendo.
Porque la vida pasa y nosotros con ella, por eso, alimentad el alma, pero sobre todo alimentad y bien vuestro cuerpo.
NAPS

lunes, 15 de noviembre de 2010

En el Valle de Aran.

Lo bueno que tiene la montaña es que puedes disfrutar de ella en cualquier momento del año.
En invierno puedes disfrutar de la nieve, en verano de los deportes de aventura o simplemente pasear por sus frondosos bosques verdes, o que decir del otoño, donde un paseo por el monte se convierte en una degustación de los alimentos que nos da la madre tierra y que esperan a ser encontrados. Además, la paz y la serenidad que se encuentra en la montaña difícilmente la encontraremos en otro lugar.
Por eso, mi lugar preferido es el Valle de Aran (Lleida). Donde después de atravesar un túnel de casi 5 km. llegas a salir a otro mundo, a otro tiempo. Es un valle pequeño, donde a los pies de inmensas montañas nacen pequeños pueblos de casas de piedra y tejados de pizarra negra, que esperan pacientemente  la primera nevada que indique el comienzo de otro duro invierno. Un valle donde la gente ha querido conservar su identidad cultural, lingüística y sobretodo, gastronómica. Donde en una noche de verano todo se detiene sobre la tierra al contemplar el glaciar del monte Aneto teñido de plata por la luna y sus estrellas, recordándonos lo pequeños que somos en ente inmenso universo.
Y después de un día de esquí, senderismo o de simplemente, de sentarse con el silencio de tus pensamientos mientras observas la fragancia de los montes, el hambre os visitara. Para esas ocasiones os recomiendo el restaurante ERA LUCANA, Avd. Calbetó Barra 10, Vielha.
Es un restaurante familiar, acogedor e intimo. Pocas mesas aseguran un servicio personalizado y dedicación en la elaboración de los platos.
Recomendable el menú, sobretodo la fideua (para 2 personas). Sabrosa y ligera, os sorprenderá gratamente.
De la carta, un surtido de ensaladas templadas y de temporada dignas de probar, y una debilidad para mi es el pato, donde el chef Emili lo prepara majestuosamente. Los pescados es otro apartado que uno no puede pasar por alto. Y donde este restaurante consigue que todo llegue a armonizar es con la carta de vinos y cavas, una selección elegante y armoniosa consigue un maridaje único y perfecto.
Ir a la montaña y  comer en Era Lucana conseguirá que un día en la montaña sea uno de aquellos recuerdos que nos sostendrán en los días tristes del mañana.
Porque la vida pasa y nosotros con ella, por eso, alimentad el alma, pero sobre todo alimentad y bien vuestro cuerpo.
NAPS

lunes, 1 de noviembre de 2010

Un Menú degustación para las ocasiones especiales, Madrid.

La noticia que una nueva vida está a punto de llegar, la gratitud por habernos sentido protegidos y amados en momentos difíciles, el saber que aquellos pequeños momentos vividos juntos conseguirá que nos mantengamos unidos a través del tiempo y de la distancia o un sentimiento mayor a la libertad que hizo sentirnos vivos, son motivos suficientes para reunirse con aquellos que crearon los recuerdos que hallamos en nuestros corazones y almas perturbadas por el día a día.
Curiosamente, instintivamente o premeditadamente, siempre acabamos celebrando cualquier acontecimiento de nuestras vidas con una comida, pues al fin y al cabo es en esos momentos, cuando no importa lo que se diga o cuantas lagrimas se nos escapen, porque simplemente somos nosotros mismos con  nuestros amigos, y lo que nos rodea es simplemente un silencio y un vacio que no cuenta.
Para esas ocasiones os recomiendo mi lugar predilecto para decir te quiero, pasando por gracias hasta el nunca te olvidare. Ese sitio es el ASADOR CASA JUAN, en la calle Infanta Mercedes, 111, Madrid.
El hecho que tengamos que llamar para reservar ya nos garantiza que el motivo que nos llevara a este magnífico restaurante es una ocasión única, una ocasión que queremos recordar a través de los tiempos.
Aunque tiene carta, os aconsejo el menú ejecutivo. Un menú degustación bien equilibrado y con una calidad exquisita. Podréis probar un Foie de Oca gustoso y esponjoso, pasando por un Jamón que se deshace nada mas gustarlo hasta cosas tan sencillas como un revuelto de setas, unas chistorras y unas croquetas dignas de nuestras abuelas.
El momento estrella es  la llegada del chuletón. El acierto de traerlo fileteado y medio crudo, hará que cada uno se lo prepare en la mesa a su gusto, haciendo que en ese momento se escape más de una carcajada antes que nos embargue la melancolía. Eso sí, todo ello bien regado con un vino de la casa que no es otro que un Rioja o un Ribera del Duero que conseguirá que la comida casi eclipse el motivo de la celebración.
No os dejéis engañar por el tamaño de los platos, pues aunque parecen pequeñas las raciones, cuando llegue el postre estaréis saciados. Quizás por eso el postre es acertadamente una fuente de fruta pelada y cortada, acompañada de unos frutos secos, unas Tejas de Tolosa, una crema de orujo y un licor de caramelo, para que a medida que el fin de la comida se acerca, nos demos cuenta que hasta las cosas sencillas son dignas de recordar.
No importa el motivo que os lleve a Casa Juan. Este lugar no os dejar indiferentes, no os defraudara. Todo lo contrario, conseguirá que el motivo que os llevo un día allí, llegue a ser el recuerdo que,  en un futuro no muy lejano, cuando cerréis los ojos, os haga sentir de nuevo las risas de los amigos que ya no están cerca, que sintáis la fragancia de quien os hizo sentir vivos, de aquellos días que nada importaba, unos días que ya no volverán pero que seguirán vivos gracias a momentos vividos en lugares como este.
Porque la vida pasa y nosotros con ella, por eso, alimentad el alma, pero sobre todo alimentad y bien vuestro cuerpo.
NAPS
Que no s’apagui la màgia!!

lunes, 18 de octubre de 2010

24Horas en Donostia-San Sebastián

Hay días que aun rodeado de gente,  la soledad invade tu corazón.

Hay días que mientras las frías gotas de la ducha matutina intentan despertarte, los cálidos recuerdos del pasado inundan tu mente aun dormida, y deseas no despertar a tu realidad.

Hay días que ni ocasiones tan especiales como una boda,  puedan evitar que  tus ojos derramen lágrimas amargas al saber que una vida ya vivida está a punto de cambiar.

En esos días solo queda una salida. Ir al encuentro de quienes sin cruzar una sola palabra, te comprenden,  te entienden, donde el silencio no es incomodidad, porque una amistad sincera une más que mil palabras flotando sin dirección en el aire.
A veces solo necesitamos de 24 horas para recordar que la distancia solo son números, no sentimientos. Y Donostia-San Sebastián es la ciudad perfecta para disfrutar de un día inolvidable con aquellos amigos que ya no están cerca.
Y como por desgracia no somos dueños del tiempo,  aprovechad cada minuto, cada segundo que os ofrezca esta ciudad.  Así que os recomiendo que empecéis con un buen desayuno, y el mejor sitio es BIDELUZE, en la plaza Gipuzkoa. Un antiguo café os espera con un amplio surtido de pinchos, desde lo más tradicional como el de tortilla de patatas hasta los más originales como el de calabacín rebozado sobre una lamina de bacón crujiente y queso emmental,  que acompañados de un buen café, hará que el tiempo no cuente  para conversar sobre las nuevas comienzos, los amores que pudieron ser e incluso para que filosoféis un poco sobre los porqués.
Después de un tranquilo paseo por el casco antiguo, observar el oleaje del mar cantábrico en la famosa playa de la concha y sentiros como una estrella de cine al pasear por el Kursaal,  llega la hora de comer.
Mi recomendación es que recorráis unos pocos kilómetros a las afueras de Donostia-San Sebastián hasta la pequeña localidad de Astigarraga, donde encontrareis una sidrería tradicional llamada ALORRENEA.
En esta sidrería encontrareis la tradición y la calidad que solo el norte puede ofrecer. Las majestuosas barricas de sidra y el carbón consumiéndose en enormes parillas de piedra,  hará que el ambiente sea relajado y el lugar idóneo para que un grupo de amigos recuerden lo que fueron mientras la comida se elabora lentamente.
Mi recomendación es que pidáis los pimientos con anchoa para abrir boca y acompañar las primeras sidras. Por cierto, la sidra os la tenéis que servir directamente vosotros, pero la experiencia de tirar la sidra desde una barrica ayudara a que las primeras risas resuenen en el eco de la sidrería.
Seguid con el bacalao al pilpil (previo aviso telefónico,  de al menos un par de horas), algo sublime. Un bacalao tan fresco,  en su punto justo de sal, ligado a su amor en una cazuela de barro, que hará que sintáis la ligereza del sabor no solo en vuestro paladar, sino también en el resto de vuestros sentidos. Tal es su extraordinario sabor, que no podréis evitar de mojar con el pan la cazuela,  para no perderos ni un resquicio de algo sabrosísimo.
Para colofón, el Chuletón. Un kilo de carne jugosa y suave como mantequilla, que se derrite sin necesidad de masticar. Eso sí, no apta para amantes de las suelas de zapato.
Para terminar, no olvidéis pedir el queso con membrillo y nueces, imprescindible para acabar una comida inolvidable.
Somos dueños de la nada y no la podemos evitar, por eso, aun con  el estomago lleno, un vacio se apodera de uno  al saber que el día toca a su fin. De nuevo, la distancia gana la partida y hay que volver, cada uno a su nueva vida. Pero el recuerdo de un día inolvidable conseguirá que en el viaje de vuelta, esbocemos una sonrisa al contemplar el rojo atardecer, mientras una lagrima de gratitud por la amistad forjada en los buenos y en los malos momentos, se asoma sin que intentemos evitarlo.
Porque la vida pasa y nosotros con ella, por eso, alimentad el alma, pero sobre todo alimentad y bien vuestro cuerpo.
                                  On egin - Buen Provecho - Bon Profit - Bo apetito
NAPS

martes, 12 de octubre de 2010

Tarde de lluvia en Alcalá de Henares

Hay momentos que uno necesita estar solo con sus pensamientos, con sus inquietudes, con su pasado.
Hay días tristes de inviernos, de lluvia gris, en que uno necesita sentarse a contemplar como la lluvia moja poco a poco todo lo que nos rodea sin tener que hablar o dar explicaciones.
Hay tardes que uno simplemente quiere existir para no ser visto, simplemente para ser uno mismo en su soledad.
Para esas tardes existe el lugar perfecto en la ciudad de Cervantes, Alcalá de Henares. En un calle pequeña, en el centro histórico de esta ciudad, en la calle Ramón y Cajal 9, existe un rinconcito de paz y tranquilidad para aquellos soñadores buscando el cobijo del silencio y el balbuceo de sus pensamientos.
SABOREA TE Y CAFÉ es un pequeñísimo local con 4 mesas literales en un ambiente rodeado de cafés, especies, tés….donde sus fragancias hace que una sensación de bienestar se apodere de uno.  La música bien escogida y en un volumen idóneo, ara que nada perturbe vuestros pensamientos y podáis ver como las finas gotas de lluvia se apoderan de las calles adoquinadas de Alcalá.
Con una variedad de más de 20 distintas infusiones y más de 10 clases de cafés, decidiros por una sola bebida será todo un reto, pero sea cual sea vuestra elección no os defraudara. Mi recomendación son las tartas caseras que encontrareis, la mejor sin lugar a dudas es la de manzana. No siempre encontrareis la misma tarta de manzana, siempre hay distintas clases, pero todas exquisitas y que os dejara con ganas de probar otro pequeño bocado celestial.
Eso sí, lo único negativo es la incomodidad de la sillas para un lugar donde el tiempo solo pasa en el reloj de los transeúntes, que huyen de una lluvia hermosa en los ojos de los soñadores.
Sin lugar a dudas, si este lugar hubiera existido en tiempos de Cervantes, este habría hallado una inspiración superior para escribir una obra mayor, sin lugar a dudas, a nuestro querido Quijote.
La vida pasa y nosotros con ella, por eso, alimentad el alma, pero sobre todo alimentad y bien vuestro cuerpo.
NAPS

lunes, 4 de octubre de 2010

Día perfecto en Tossa de mar.

En lo alto de una colina, una muralla medieval del siglo XII nos invita a  cerrar los ojos y dejarnos  llevar por el silencio del viento. Porque solo así podremos oír, en el eco del viento, desde los  feroces intentos de aquellos piratas sangrientos por alcanzar las costa hasta el delicado taconeo que dio en sus largos paseos hacia el atardecer Ava Gardner, la actriz que nos enamoro y se enamoro de un pequeño pueblo, y que reposara eternamente  en una estatua a tamaño real de bronce, para observar lo que el pintor francés Marc Chagall bautizo como el “Paraíso Azul”.
Ese “Paraíso azul” es Tossa de Mar.  Un lugar en la Costa Brava donde el mar y el bosque conviven en una armonía tan perfecta, que consigue transmitirnos esa paz que respiraban los primeros pescadores, embarcando en sus pequeñas barcas, saliendo con la mar en su favor y arropados por una hermosa luz plateada, regalada por una Luna que lentamente moría con los primeros destellos del alba.
Un pueblo que a pesar de la inevitable invasión de turistas, no ha querido olvidar  ni desarraigarse de su honroso pasado de gente de mar. Un espíritu que se respira al pasear por sus cuidadas calles y como no, por su rica gastronomía. Hallaremos una gran cantidad de sitios donde poder disfrutar de lo que el mar nos regala a diario, preparados para sorprender a los turistas por sus infinitas elaboraciones, pero también, por sus infinitos precios.
Por eso yo os recomiendo que visitéis el BAHITON-GRILL, en la calle Peixatera, 1.
Sorprendentemente cerca de la playa, se encuentra un restaurante muy pequeño, pero donde el ambiente familiar que encontrareis y la excelente calidad de sus productos, acompañados de unos precios bastante asequibles en comparación con otros, conseguirá que por un día os sintáis como un viejo lobo de mar volviendo a la paz de su hogar o aquella Ava Gardner de los años dorados de Hollywood perdida en un magico pueblo de mar.
Personalmente os recomiendo las anchoas de “Tossa”, nada envidiables con las de la “Escala”, que acompañadas del típico pan de pueblo con tomate, conseguirá que disfrutéis de algo tan sencillo pero apetitoso, placentero, gustoso... que os será difícil definirlo.
Otra recomendación es la Sepia. Hacía años que no comía una sepia no solo tan tierna, sino sabrosa, algo difícil de encontrar, y por extraño que suene, con un buen precio en zonas de costa.
Una parada obligatoria cuando se visita la Costa Brava tiene que ser Tossa de Mar, y este restaurante ara que os llevéis un grato recuerdo de un día perfecto en una de las costas más hermosas que existen.
Porque la vida pasa y nosotros con ella, por eso, alimentad el alma, pero sobre todo alimentad y bien vuestro cuerpo.
NAPS
Para quien nos enseño lo que significa la amistad. Thank you Moi.

lunes, 27 de septiembre de 2010

El mercado de San Miguel, Madrid.

En los últimos años nos hemos acostumbrado a ver lo que no es.
Últimamente he visitado antiguas iglesias rebautizadas a oficinas de turismo e información. E visitado antiguos teatros reconvertidos en tiendas denominadas “fashion”. Antiguos mataderos de ganado que inexplicablemente ahora son aquellos teatros donde lloramos, nos emocionamos y reímos. Nada de lo que vemos es lo que creemos ver.
Pero esta vez, todo encajaba. El ambiente, el lugar, el edificio. Era como viajar al pasado pero con las ventajas del presente. Ese lugar no había cambiado, ni por fuera ni por dentro.
Saliendo de la Plaza Mayor de Madrid, se halla  la Plaza de San Miguel, donde un antiguo mercado de principios del siglo XX guarda los secretos de otros tiempos. Con gran acierto, se remodelo recientemente, conservando su espíritu original, es decir,  abastecer a sus vecinos de frutas, verduras, pescados, embutidos… Pero, ¿Por qué tener que llevarte esos productos frescos y ricos pudiéndolos disfrutar allí mismo, en su entorno original?
Con esa idea, os invito a que visitéis el MERCADO DE SAN MIGUEL, un lugar donde si no queréis comprar, si solo queréis degustar calidad mientras os ponéis al día con vuestros amigos, o mientras desconectáis del trabajo o simplemente queréis tomar el aperitivo de forma distinta, este es vuestro lugar.
Conservando su estructura metálica, la cristalera que rodea el mercado hace que en el tiempo que paséis allí, podáis contemplar como la vida ajetreada de Madrid continua. La oferta que encontrareis es amplísima. Podéis tomar desde Sushi Japonés al marisco de las rías gallega sin necesidad de viajar.  Podréis probar, quizás por primera vez, que se siente al comerse una ostra o hacer una cata de más de 20 vinos nacionales, sin olvidar el postre, una variedad de formas y sabores del mas autentico cacao del nuevo mundo.
Mi recomendación es que no paséis por alto el apartado de Vermuts y de quesos, donde la combinación de una tabla de 10 quesos, o las mini tortas del Casar con un vermut peleón, pero de autentico sabor, contribuira para que los mediodías de los sábados y domingos  cobren una dimensión completamente mejorada.
Lo mejor es que todo es un solo local. El plato, vaso o copa que os den en una tienda lo podéis dejar en cualquier otra, lo que facilita y hace que la experiencia sea algo interactivo, sin la necesidad de quedarte por obligación en un solo lugar. Apto para espíritus libres como yo.
Y ahora que el invierno se acerca, es el lugar idóneo para tomar un buen vino, mientras las lagrimas de la lluvia mueren lentamente cristalera abajo,  mientras vosotros estáis calentitos dentro de un lugar que nos recuera que hay cosas que se mantienen en pie a través de los siglos como las amistades que conseguiréis y reconstruiréis en un antiguo pero aun vivo mercado.
La vida pasa y nosotros con ella, por eso, alimentad el alma, pero sobre todo alimentad y bien vuestro cuerpo.
NAPS

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Escapada fugaz a Oporto.

Sabíamos que nuestras vidas estaban a punto de cambiar, que nuestros caminos se iban a separar forzosamente, por eso decidimos hacer un viaje de ida y vuelta físicamente, pero solo de ida emocionalmente.
Fue un viaje fugaz, de tan solo un día, pero era el tiempo necesario para afianzar una amistad existente y guardar unos recuerdos para aquellos días fríos que estaban a punto de llegar.
El destino fue Oporto. Aprovechando una de las grandes ofertas de Ryanair, salimos por la mañana para volver por la tarde. Después de visitar la ciudad, decidimos no irnos sin visitar unas bodegas de vino de oporto. Curiosamente no están en la ciudad de Oporto sino en frente, cruzando el rio Duero, donde se encuentra un pueblecito llamado Vila Nova de Gaia.
Después de una visita y una degustación de oporto, (no perderse el oporto rosa, simplemente exquisito) el hambre hizo aparición. Forasteros en una ciudad desconocida, ¿donde podríamos comer bien y que no fuera una cadena de comida rápida?
Nuestro compañero de aventura, Judá, nos hablo del RESTAURANTE TROMBA RIJA, Avenida Diogo Leite 102, Vila Nova de Gaia.
El menú de 30€ nos hizo plantearnos si entrar, pero la ocasión que nos llevo a esa ciudad bien merecía el aventurarnos a entrar, y pocas veces me he alegrado tanto de haber tomado una decisión como ese día.
El simple hecho de estar sentado contemplando la ciudad de Oporto y el rio Duero daban una perspectiva de lujo a la comida.
El primer buffet, algo imposible de creer para los amantes del queso. Una mesa redonda con más de 15 clases de queso. Quesos ahumados, curados, cremosos, de oveja, cabra, con especies,…….y todo acompañado con tostadas de distintos panes, mermeladas e incluso mieles. Quesos difíciles de encontrar en la mayoría de buffets en España.
El segundo buffet era una variedad de ensaladas, platos calientes y pequeñas delicatesen portuguesas.
A parte encontrabas una mesa con la especialidad del lugar, Bacalao confitado (Bacalao cocinado muy lentamente en aceite). Aun sin gustarte el pescado, ese plato es algo digno de probar y poco probable no disfrutarlo.
La última mesa, como no, los postres. Un surtido de unos 10 postres, desde Bizcochos caseros a natillas, pasando por unas pastas de te buenísimas.
Todo ello regado con todo el Vinho verde que quieras. Un vino muy fino y suave, perfecto para una comida tan copiosa. Como se diría profesionalmente, un gran maridaje.
Pero eso no fue todo. Cuando tu cinturón te reclama libertad de su opresión, se presenta el camarero, que por cierto casi no los veréis en toda la comida, y te trae tu botellita de Oporto y Aguardiente acompañado de una cesta con un gran surtido de frutos secos.
Nunca amortizaras tanto y tan bien el dinero invertido. Fue necesario de 2 horas para comer.
¿Punto a trabajar? No encontré nada malo, simplemente el hecho que no haya uno de estos en nuestro país. Eso sí, mi recomendación es, que al igual que hicimos nosotros, si el día acompaña, crucéis la calle, donde encontrareis bordeando el rio Duero  una manta de hierba perfecta para echarse un sueño, donde el murmullo de rio será vuestra mejor canción de nana y podréis inmortalizar en vuestras almas una experiencia que siempre os acompañara, por muy lejos que vayáis, así como hizo con nosotros.
Porque la vida pasa y nosotros con ella, por eso, alimentad el alma, pero sobre todo alimentad y bien vuestro cuerpo.
NAPS
Dedicado a nuestros amigos ¨los Morcis¨.

martes, 21 de septiembre de 2010

Noche de Viernes tranquila en Madrid.

Quizás, la noche más esperada es la del viernes. La dura semana de trabajo, estudios o cualquier otra actividad que nos ha ocupado la gran parte del tiempo toca a su fin y da paso al fin de semana. Dos días para desconectar, estar con la familia o amigos y dormir, esa actividad que requiere tan poco de nosotros pero tan esperada es.
Lo cierto que pensar en todo esto hace que el viernes sin saber como, por muy cansados que estemos, encontramos una energía casi inagotable. Pero no siempre es así, hay viernes que lo único que quieres es no tener que pensar ni soportar el alboroto que tanto ansiamos otros viernes.
Para esos viernes os recomiendo SIPS MALASAÑA, en la calle San Vicente Ferrer, 57, Madrid.
De nuevo entra en acción nuestro amigo Moi. Gracias a las ofertas de atrápalo, consigue un 50% de descuento en el menú.
El menú es a elegir un primero, un segundo y un postre de la carta del Restaurante, una carta, todo sea dicho, bastante escueta pero todo suplido por una calidad extraordinaria. Lo mejor es coger varios platos entre los que vayáis y compartir, en especial  los postres,  pues son bastante originales y buenos.
El punto para trabajar seria la bebida. Es cierto que va incluida, pero con lo servido no calmareis vuestra sed, pero en fin, todo no se podrá tener. Eso sí, el surtido de cocteles es digno de probar.
Pero la clave es el ambiente. Buscamos un sitio tranquilo para un viernes que nos sentimos agobiados. Este es un lugar pequeñito, así que no sufriréis las aglomeraciones de otros lugares donde la gente solo hace que entrar y parece que no se van nunca. El color predominante es el blanco y la decoración es minimalista, lo que contribuye a sentirse uno relajado. En las paredes lo único que cuelgan son cuadros bastantes interesantes, que hasta os robaran una pequeña sonrisa.
 La verdad que es un sitio para comer algo ligero pero bueno, donde vuestro silencio por el cansancio no podrá ser reprochado.
Recordad,  la vida pasa y nosotros con ella, por eso, alimentad el alma, pero sobre todo alimentad y bien vuestro cuerpo.
NAPS

Sobremesa por Barcelona.

Fue un viaje rápido a Barcelona. A penas duro 2 días, pero fue suficiente para descubrir un sitio inolvidable y del cual hemos hecho parada obligatoria cada vez que nos desplazamos a Barcelona.
Fue un sábado por la tarde. Después de una buena comida casera, decidimos hacer la sobremesa fuera de casa.
Fascinados por la novela que habíamos leído de ¨La Catedral del Mar”, decidimos adentrarnos al barrio Gótico y descubrir que rincones nos esperaban.  Y no decepciono, en la calle de la Palla 8, nos paramos ante una tienda de delicatesen de vinos, licores, pastas de te….  Como curiosos del saber que somos, decidimos entrar.
Muy amablemente, las dependientas nos indicaron si queríamos tomar algo. Sorprendidos por tal ofrecimiento, pues no veíamos mesa alguna, decidimos aceptar. Nos condujeron hasta una escalera estrecha, muy estrecha que conducía hacia abajo.
A medida que bajábamos, íbamos entrando como en un túnel del tiempo, y en apenas unos segundos nos hallábamos en lo que parecía un antiguo convento, sí, nos habíamos transportado a la Barcelona mas medieval posible.
Alumbrado por velas, las paredes de piedra con su bóveda hacia que se respirara una calma y una paz muy diferente a  las calles que nos habían llevado allí.
El surtido de pastas y galletas simplemente sublime. Unos carquiñolis como los que hacía tiempo que no probaba.
Nuestro amigo Moi, compañero en nuestra cruzada por descubrir los mejores sitios de este mundo, eligió acertadamente un moscatel celestial. Era como reencontrarse con esos abuelos o bisabuelos que siempre tenían un buen licor de cosecha propia. Yo preferí una copa de cava, para hacer mejor la digestión claro está. No estaba muy frio, pero era de burbuja fina, de esos que no te hace estar toda la tarde luchando con esos gases que quieren salir.
Sinceramente os recomiendo que si vais por Barcelona os detengáis en la tienda-cafeteria CAELUM. Es mucho más que un viaje a la Barcelona medieval, es un viaje hacia el rencuentro con vuestros recuerdos, de aquellas tardes junto a vuestros abuelos, tardes que tristemente son pasadas e irrecuperables. Un buen lugar para que el tiempo se detenga y repongáis fuerzas para volver a salir a las bulliciosas calles de Barcelona.
En fin,  la vida pasa y nosotros con ella, por eso, alimentad el alma, pero sobre todo alimenta y bien vuestro cuerpo.
NAPS

lunes, 20 de septiembre de 2010

El por qué!!!!!

Hace poco, iba paseando por la calle y observe como unos amigos se estaban despidiendo efusivamente. Después de decirse todos los tópicos graciosos que se usan en esas ocasiones, uno de ellos dijo: “disfruta la vida, porque la vida pasa y tú con ella”.
 Esa frase, “la vida pasa y tú con ella”, me hizo pensar en la fragilidad y la rapidez con lo que todo pasa. Gandhi dijo acertadamente: “sabiendo que cada minuto es irrepetible, ¿Cómo podemos malgastar tanto  tiempo?”.  Con el paso de los años, una de las cosas que pasa con rapidez son las amistades, un bien muy preciado que si no lo cuidas, lo pierdes, y sin darte cuenta un día te levantas y estas solo.
Así, con ese miedo de perder a amigos con los que hemos reído y llorado, hemos sido vecinos e incluso hemos compartido el comienzo de una nueva vida, nos prometimos juntarnos como mínimo una vez al mes para conservar ese vinculo especial. Ahora, la cuestión era donde juntarse para recordar esos viejos tiempos y hacer nuevos recuerdos. Decidimos salir a descubrir los Restaurantes, las Cafeterías o los sitios que pueden llegar a ser mágicos o legendarios de Madrid, Barcelona o en cualquier otro lugar de este mundo y que contribuyan a fortalecer nuestros lazos de amistad.
Pero, en estos tiempos difíciles en los que nos ha tocado vivir, también hemos recibido la visita de ese amigo inoportuno y comodón, que no tiene intención de irse. Su nombre: CRISIS.
Pero, no nos engañemos. A pesar de ese amigo, hay dos cosas fundamentales de las que me doy cuenta que no podemos renunciar; de reír y de alimentarse bien. Y ese es el propósito de este blog, ayudaros a encontrar esos lugares únicos, donde el comer sea una experiencia inolvidable, compartida con vuestros seres queridos y que al pagar sea lo más justo posible y adecuado a la experiencia disfrutada.
Quizás os preguntéis quien soy yo para aconsejaros, si soy el más indicado o si entiendo de la relación que puede existir entre una buena comida y un momento eterno.
Después de más de una década dedicada al mundo de los fogones; controlando el orden en la cocina de un hotel o experimentando el bullicio de un catering; mimando la preparación singular de cada plato en un restaurante o haciendo frente a la pluralidad de un comedor colectivo; dando rienda suelta a la imaginación en cenas o luchando con 350 niños para que coman esas cosas verdes en un colegio; con dos premios de cocteleria en mis espaldas; ahora puedo decir que empiezo a entender el mundo del saber comer bien y me siento preparado para compartir lo vivido con otros.
Y quisiera empezar con una recomendación.
El sábado pasado, reservamos mesa y menú en el Restaurante KORGUI, en el madrileño barrio de la Latina.
Reservamos por la pagina de Atrápalo el menú por 25 euros en fin de semana y 19€ entre semana. Yo no estaba muy convencido pero hay que ser consecuentes con las decisiones que se toman y a las 9 de la noche allí estábamos.
El acceso al restaurante me recordó a las calles con escalinata de Italia, con la terraza en uno de sus peldaños, con mesas iluminadas con pequeñas velas y una suave y dulce música de fondo. ¡¡¡¡Que paz y serenidad transmitía!!!!
Los camareros, aunque no eran unos grandes profesionales, su amabilidad y simpatía suplían todas sus carencias y hacían que te sintieras relajado y cómodo. El ambiente era muy acogedor. Luces tenues, música bien escogida y las siempre bienvenidas velas en cada una de las mesas.
El menú sencillo pero completo. El paté de avestruz muy suave e intenso, para abrir apetito hasta que llegaran las croquetas, los langostinos en tempura y un rollito muy original pero muy sabroso. La brocheta de carne y el bacalao no rompiera la hegemonía y sencillez de la velada.
El postre, una tarta de chocolate que aunque a primera vista parecía una porción pequeña, con el paso de las cucharadas entendías por qué no era más grande.
En resumen, un menú adecuado para su precio. No eran cosas innovadoras ni "destructuradas", como les gusta llamarlas ahora, pero todo en su conjunto, ambiente y comida, hizo que el objetivo que nos reunió allí esa noche se cumpliera, el reír y unir los lazos de la amistad en una velada simplemente perfecta.
El punto a trabajar que yo le pondría seria la carta de vinos. Una bonita variedad aunque quizás faltaran vinos más asequibles por el precio especial del menú y como buen catalán, unas pocas marcas más de cavas, pues una quizás sea justa.
En fin ese es mi consejo, la vida pasa y nosotros con ella, por eso, alimentad el alma, pero sobre todo alimentad y bien vuestro cuerpo.
NAPS