Hay días que aun rodeado de gente, la soledad invade tu corazón.
Hay días que mientras las frías gotas de la ducha matutina intentan despertarte, los cálidos recuerdos del pasado inundan tu mente aun dormida, y deseas no despertar a tu realidad.
Hay días que ni ocasiones tan especiales como una boda, puedan evitar que tus ojos derramen lágrimas amargas al saber que una vida ya vivida está a punto de cambiar.
En esos días solo queda una salida. Ir al encuentro de quienes sin cruzar una sola palabra, te comprenden, te entienden, donde el silencio no es incomodidad, porque una amistad sincera une más que mil palabras flotando sin dirección en el aire.
A veces solo necesitamos de 24 horas para recordar que la distancia solo son números, no sentimientos. Y Donostia-San Sebastián es la ciudad perfecta para disfrutar de un día inolvidable con aquellos amigos que ya no están cerca.
Y como por desgracia no somos dueños del tiempo, aprovechad cada minuto, cada segundo que os ofrezca esta ciudad. Así que os recomiendo que empecéis con un buen desayuno, y el mejor sitio es BIDELUZE, en la plaza Gipuzkoa. Un antiguo café os espera con un amplio surtido de pinchos, desde lo más tradicional como el de tortilla de patatas hasta los más originales como el de calabacín rebozado sobre una lamina de bacón crujiente y queso emmental, que acompañados de un buen café, hará que el tiempo no cuente para conversar sobre las nuevas comienzos, los amores que pudieron ser e incluso para que filosoféis un poco sobre los porqués.
Después de un tranquilo paseo por el casco antiguo, observar el oleaje del mar cantábrico en la famosa playa de la concha y sentiros como una estrella de cine al pasear por el Kursaal, llega la hora de comer.
Mi recomendación es que recorráis unos pocos kilómetros a las afueras de Donostia-San Sebastián hasta la pequeña localidad de Astigarraga, donde encontrareis una sidrería tradicional llamada ALORRENEA.
En esta sidrería encontrareis la tradición y la calidad que solo el norte puede ofrecer. Las majestuosas barricas de sidra y el carbón consumiéndose en enormes parillas de piedra, hará que el ambiente sea relajado y el lugar idóneo para que un grupo de amigos recuerden lo que fueron mientras la comida se elabora lentamente.
Mi recomendación es que pidáis los pimientos con anchoa para abrir boca y acompañar las primeras sidras. Por cierto, la sidra os la tenéis que servir directamente vosotros, pero la experiencia de tirar la sidra desde una barrica ayudara a que las primeras risas resuenen en el eco de la sidrería.
Seguid con el bacalao al pilpil (previo aviso telefónico, de al menos un par de horas), algo sublime. Un bacalao tan fresco, en su punto justo de sal, ligado a su amor en una cazuela de barro, que hará que sintáis la ligereza del sabor no solo en vuestro paladar, sino también en el resto de vuestros sentidos. Tal es su extraordinario sabor, que no podréis evitar de mojar con el pan la cazuela, para no perderos ni un resquicio de algo sabrosísimo.
Para colofón, el Chuletón. Un kilo de carne jugosa y suave como mantequilla, que se derrite sin necesidad de masticar. Eso sí, no apta para amantes de las suelas de zapato.
Para terminar, no olvidéis pedir el queso con membrillo y nueces, imprescindible para acabar una comida inolvidable.
Somos dueños de la nada y no la podemos evitar, por eso, aun con el estomago lleno, un vacio se apodera de uno al saber que el día toca a su fin. De nuevo, la distancia gana la partida y hay que volver, cada uno a su nueva vida. Pero el recuerdo de un día inolvidable conseguirá que en el viaje de vuelta, esbocemos una sonrisa al contemplar el rojo atardecer, mientras una lagrima de gratitud por la amistad forjada en los buenos y en los malos momentos, se asoma sin que intentemos evitarlo.
Porque la vida pasa y nosotros con ella, por eso, alimentad el alma, pero sobre todo alimentad y bien vuestro cuerpo.
On egin - Buen Provecho - Bon Profit - Bo apetito
NAPS
todo esto por cuanto €??
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