lunes, 15 de noviembre de 2010

En el Valle de Aran.

Lo bueno que tiene la montaña es que puedes disfrutar de ella en cualquier momento del año.
En invierno puedes disfrutar de la nieve, en verano de los deportes de aventura o simplemente pasear por sus frondosos bosques verdes, o que decir del otoño, donde un paseo por el monte se convierte en una degustación de los alimentos que nos da la madre tierra y que esperan a ser encontrados. Además, la paz y la serenidad que se encuentra en la montaña difícilmente la encontraremos en otro lugar.
Por eso, mi lugar preferido es el Valle de Aran (Lleida). Donde después de atravesar un túnel de casi 5 km. llegas a salir a otro mundo, a otro tiempo. Es un valle pequeño, donde a los pies de inmensas montañas nacen pequeños pueblos de casas de piedra y tejados de pizarra negra, que esperan pacientemente  la primera nevada que indique el comienzo de otro duro invierno. Un valle donde la gente ha querido conservar su identidad cultural, lingüística y sobretodo, gastronómica. Donde en una noche de verano todo se detiene sobre la tierra al contemplar el glaciar del monte Aneto teñido de plata por la luna y sus estrellas, recordándonos lo pequeños que somos en ente inmenso universo.
Y después de un día de esquí, senderismo o de simplemente, de sentarse con el silencio de tus pensamientos mientras observas la fragancia de los montes, el hambre os visitara. Para esas ocasiones os recomiendo el restaurante ERA LUCANA, Avd. Calbetó Barra 10, Vielha.
Es un restaurante familiar, acogedor e intimo. Pocas mesas aseguran un servicio personalizado y dedicación en la elaboración de los platos.
Recomendable el menú, sobretodo la fideua (para 2 personas). Sabrosa y ligera, os sorprenderá gratamente.
De la carta, un surtido de ensaladas templadas y de temporada dignas de probar, y una debilidad para mi es el pato, donde el chef Emili lo prepara majestuosamente. Los pescados es otro apartado que uno no puede pasar por alto. Y donde este restaurante consigue que todo llegue a armonizar es con la carta de vinos y cavas, una selección elegante y armoniosa consigue un maridaje único y perfecto.
Ir a la montaña y  comer en Era Lucana conseguirá que un día en la montaña sea uno de aquellos recuerdos que nos sostendrán en los días tristes del mañana.
Porque la vida pasa y nosotros con ella, por eso, alimentad el alma, pero sobre todo alimentad y bien vuestro cuerpo.
NAPS

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